Una buena educación tiene que ser uno de los mejores regalos que un padre puede hacer a su hijo. Una educación que, idealmente, inculcará la pasión por aprender y la creencia de que la enseñanza es para toda la vida. Una base a la que agregar conocimiento y valores, que proporcionarán un trampolín para lanzarse a la vida en su sentido más amplio. Pero hay temas que considerar sobre si esta educación en el contexto del siglo XXI debería ser específica según el sexo del alumno o si nuestra sociedad está tan orientada en la igualdad de los sexos y de oportunidades que este tipo de educación es ahora irrelevante.
Uno debería considerar si las necesidades de la clase o los intereses del individuo se deberían considerar la prioridad del colegio. Inevitablemente, esto se relaciona con el desarrollo individual de los niños y las niñas, especialmente durante los años adolescentes de la educacion secundaria. ¿Hay algo de cierto en los estereotipos de las diferencias entre los dos sexos, como por ejemplo la popular psicología reciente de que “los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus”? Cualquiera que sea la base de nuestras creencias, hay pruebas para respaldar que hay diferencias significativas entre los chicos y las chicas, que tanto los colegios como los padres deberían tener en cuenta a la hora de determinar la elección de la enseñanza. Por supuesto, la educación que se ofrece necesita ser “apta para el fin” y, en la medida en que sea posible, apropiada a las necesidades y aspiraciones posibles del niño.
Enseñanza mixta contra enseñanza no mixta
¿Cuáles son los componentes de una buena educación y cuál es el mejor método de proporcionarlos? El disponer de una elección y las oportunidades que ofrece el plan de estudios siguen siendo las medidas clave de una buena educación, pero también lo es la calidad de la enseñanza que se ofrece. Por supuesto, los niveles de logros se pueden evaluar haciendo referencia a la información estadística que existe en la forma de resultados de exámenes, pero la calidad de la experiencia educativa también se debería tener en consideración. Pruebas sobre los niveles de dotación de personal, el tamaño de las clases y el nivel de atención al bienestar de los alumnos sigue siendo algo muy pertinente en estas áreas.
Y, sin embargo, la realidad sigue estando clara: Muchos niños y niñas podrían verse mejor servidos y, consecuentemente, tener más éxito, en un entorno no mixto. Este es ciertamente el caso para muchas niñas, como se puede ver en el éxito que tienen muchos colegios para niñas, que continuamente ocupan los puestos más altos de las tablas de clasificación. Mis años de profesor, de director de dos colegios internacionales mixtos y de director de un colegio interno para niñas me han convencido de que, para muchos, un colegio no mixto ofrece un entorno educativo mucho más eficaz. Esta conclusión me habría asombrado al principio de mi carrera, pero las pruebas de los beneficios para las niñas son abrumadoras.
Los beneficios de los colegios no mixtos
Las pruebas sugieren que las niñas rinden más en asignaturas como ciencias y matemáticas en colegios no mixtos, mientras que los niños rinden más en los idiomas extranjeros y en lengua (inglesa) cuando estudian en colegios no mixtos. Se necesitan considerar los enfoques en el aprendizaje y en las diferentes asignaturas, así como las diferentes fases de la adolescencia que experimentan los niños y las niñas. A menudo las niñas obtienen más confianza en sí mismas asumiendo toda la responsabilidad y seleccionando las asignaturas según sus intereses reales.
En mi opinión, para que la sociedad se beneficie de unas mujeres bien educadas en el trabajo y en el hogar, los colegios necesitan reconocer que las diferencias entre los niños y las niñas deben ser respaldadas en lugar de ignorarlas. Esto supone reconocer las diferencias entre los estudiantes que uno tiene y respaldar sus necesidades de manera positiva, para que intenten conseguir el éxito en el mundo actual en lugar de verse limitados por los estereotipos sociales.
Las niñas piensan diferente a los niños; sus conceptos de la jerarquía, competencia, comunicación, estilos de liderazgo y enfoques al trabajo en equipo a menudo son diferentes a los de los niños y son algo que los empresarios cada vez buscan más. Es importante que las niñas desarrollen esas perspectivas y que vean que sus modelos consiguen la credibilidad. En los colegios mixtos, a veces los niños pueden exigir más atención. A menudo las niñas están más dispuestas a trabajar en silencio y cooperar con otros, lo que al final lleva a que los profesores pasen más tiempo contestando a las numerosas preguntas que los niños suelen hacer durante las clases.
La importancia de presentar retos a las niñas y respaldar sus necesidades sigue siendo una prioridad clave en los colegios para niñas, donde se puede otorgar un énfasis mayor en el desarrollo de estrategias eficaces para el aprendizaje. La adolescencia es, obviamente, un periodo de cambio, pero también es una época en la que el entendimiento y el apoyo apropiado son críticos para el desarrollo y éxito de un individuo. Un entorno de trabajo seguro, en el que se pueden fomentar la confianza en uno mismo y la autoestima, es extremadamente importante.
Para muchos niños y niñas, la solidaridad de un colegio no mixto ofrece la ventaja de proporcionar una plataforma mucho más sólida para la vida. Esto no excluye que haya oportunidades de tener una vida social. A menudo los colegios se juntan para los estudios de “sixth form”, teatro y eventos sociales para asegurar que experimentan oportunidades más amplias. La realidad no es la segregación de los dos sexos en todos los aspectos de la vida, sino el reconocimiento de que el entorno en el que florecen muchos niños y niñas en su adolescencia podría incluir la camaradería con gente de su propio sexo.
El entorno educativo correcto
El colegio más apropiado será aquel con los valores y el entorno que sea más propicio. Los niños y las niñas tienen necesidades específicas y, por lo tanto, sigue siendo importante reconocer que estas se satisfacen bien para asegurar que se alcanza totalmente el potencial del individuo.